El problema de reducir el futuro a una sola variable
Casi a diario me encuentro con un nuevo artículo – muchas veces proveniente de alguna fuente reputada – que habla sobre las competencias que deberíamos de desarrollar para tener éxito en el mercado laboral futuro.
Así, por ejemplo, para INCAE (partiendo de los reportes del Foro Económico Mundial) es importante desarrollar nuestro autoconocimiento y autocontrol, flexibilidad cognitiva y negociación, orientación al servicio y al cliente, gestión de personas, inteligencia social, y capacidad de manejar problemas complejos.
Para IMF Business School, que se basa en el mismo reporte que INCAE, las competencias del futuro son cinco: Capacitación tecnológica, flexibilidad laboral, capacidad analítica, idiomas y autoexigencia en el desempeño.
La Universidad Simón Bolívar nos habla de 10 competencias: Sense-making (traducido como “sintetizar”), inteligencia social, pensamiento adaptativo, competencias interculturales, pensamiento computacional, alfabetización en nuevos medios, transdisciplinariedad, mentalidad de diseño, gestión de la carga cognitiva y colaboración virtual.
Y así, Podríamos continuar y llegar a una conclusión: Como reza la canción, “difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo”. Y cuidado con tomarse todas las listas en serio, porque basta con las tres que hemos resumido para darnos cuenta que necesitaríamos lo que nos queda de esta vida y probablemente un par más para poder desarrollar esta tremenda lista de requisitos. Entonces, tenemos dos caminos: Conformarnos que saber que nuestro momento es ahora, porque no estaremos listos para el futuro antes que el futuro nos caiga encima… O rebelarnos.
Opto modestamente por el segundo camino. Y aquí mis fundamentos en 5 simples ideas:
- Tendencias son tendencias, y no necesariamente una verdad absoluta sobre cómo será el futuro. Tendencias en las bolsas de valores, tendencias en las intenciones de voto, tendencias en los gustos de los consumidores. En todos los casos son pistas, no enunciados fácticos. Al determinismo – en cualquiera de sus formas – dile NO.
- Que exista una línea de desarrollo centrada en la tecnología y lo virtual nos habla de una parte del mercado laboral, no de su totalidad. Pensemos en todos los rubros, en todas las actividades económicas, en todas sus escalas y en todas sus realidades. ¿En verdad necesitamos toda esta lista de requisitos? Creo que no, pero pensemos que sí. ¿No podría contratar los servicios de alguien especializado en las competencias que no tengo? Así ganamos todos. ¿Cierto?
- Estamos creando una suerte de camisa de fuerza a medida, en la que muchos de nosotros no encajamos, y no creemos que sea necesario. Sólo propongo un pequeño ejercicio mental: ¿Recuerdan al Dr. House? Fue una de mis series favoritas. Lo que nos está diciendo esta lista de competencias es que el Dr. House no tendría trabajo en el futuro, porque no tiene inteligencia social, ni gestión de personas, ni competencias interculturales, ni orientación al cliente, entre otras. No encaja en el perfil. Pero les juro que, si tengo una enfermedad rarísima, pondría mi salud en sus manos sin pensarlo, y no en un empático doctor políglota.
- La orientación hacia resultados es cada vez más intensa. Y no estamos hablando de dejar de lado la parte humana, por supuesto. Pero es importante obtener resultados, alcanzar objetivos, generar lo que la compañía espera de nosotros. Hacia allí va la nueva gestión del desempeño, como dice un reciente artículo de HBR, que está tan bien explicado que prefiero que lo lean. Basta con entrar aquí.
- El campo para la diversidad debe incluir – indefectiblemente – un espacio para quienes no cuentan con estas competencias. Porque de eso se trata realmente: No de hacerles un campo a las personas que cubren nuestra cuota de proyección social, sino de saber sacar ventaja de esas competencias diferentes a las nuevas, de saber sacar brillo a aquello en lo que cada uno destaca y que va más allá de una configuración de competencias. Y quiero cerrar con la idea del alto valor de lo no común. Si todos nosotros desarrollamos únicamente esas competencias indicadas (son muchas para dedicarnos a otras), nos volveremos un commodity, demás de – probablemente – dejar de lado nuestra identidad. Perdemos por donde lo mires.
Entonces, no le temamos al futuro. Construyámoslo como nos parezca mejor, y vayamos hacia él con confianza. Que nadie nos cuente nuestra historia.
Algunas notas al pie:
Para ver el artículo de INCAE, entra aquí.
Para ver el reporte Future of the Jobs del Foro Económico Mundial, entra aquí.
Para ver el artículo de IMF Business School entra aquí.
Para ver la presentación de la Universidad Simón Bolívar, entra aquí.
Disconforme desde 1976. Actualmente dedicado a ser esposo, papá, consultor en temas de desarrollo, y facilitador (en ese orden). Básicamente, otro ser humano interesado en compartir conocimiento, experiencia y despejar humo, mientras escucha buena música.
El resto está en los links de abajo, pero sólo es realidad aumentada.