Porque si la oferta es tan grande, debo saber elegir bien…
Hoy por hoy parece que se ha descubierto una nueva veta en el mundo de los negocios: Orientar a las personas en el proceso de conseguir un nuevo trabajo. Desde quien se quedó fuera del juego por una reestructuración, hasta quien está harto de sus jefes, pasando por el de 40 que fue reemplazado por dos de 20, observamos un vasto mercado potencial para el negocio del outplacement, career coaching, career advisory o como deseen llamarlo. Sumémosle el mar de recién egresados de instituciones de educación superior que se integran al mercado laboral cada año y tenemos un recurso aparentemente inagotable para este negocio, que no es nuevo, pero que cobra gran relevancia en estos momentos.
Entonces, quieres cambiar de trabajo, y te encuentras con al menos una docena de ofertas aparentemente serias para hacer que este proceso de tránsito sea sencillo, rápido y efectivo. Como me enseñaron – la vida y algunos maestros – cuando todo luce tan bien debes preguntarte: ¿Dónde está el truco? Mi respuesta a la pregunta es: La disponibilidad de información. Me explico: Quienes buscan ayuda para conseguir trabajo, en muchos casos, conocen poco o nada sobre el mercado laboral y su dinámica interna (motivo por el que les resulta difícil transitar por él), y lo mismo podemos decir sobre su conocimiento de la mecánica de los procesos de selección. Entonces, les emociona saber que pueden ser preparados para una entrevista, para rendir pruebas psicológicas (que siempre les han intrigado), para tener el mejor CV. Quieren ver el truco de magia desde atrás del escenario. Y estas consultoras de outplacement te ofrecen un sillón en el backstage. ¡Listo! Negocio cerrado.
Y como suele suceder, a río revuelto… Exceso de improvisados. Y de pronto hemos visto cómo la oferta de este tipo de servicios ha crecido en cantidad, mas no necesariamente en calidad. Ofertas que juran conseguirte el empleo soñado (similar a quien a través de un amarre te asegura retener para siempre al amor de tu vida), recolocarte en el tiempo que tú quieras (¡y más rápido incluso!) y hasta convertirte en “el candidato más idóneo” (sic) para cualquier posición. Vaya charlatanes.
Entonces, si queremos aprovechar bien la inversión que pensamos realizar (estos servicios por lo general no son baratos, pero “¿Cuánto vale conseguir el trabajo soñado?”) debemos saber elegir bien. Muy bien.
A continuación, 5 criterios que debes tomar en cuenta para elegir la mejor opción:
- Resultados. Y no se trata de estadísticas. Se trata de contactar con alguien que haya pasado por el proceso, y saber si funcionó. Y recuerda, el objetivo es prepararte para tu próximo paso, no colocarte en cualquier lugar con tal de cumplir con la promesa de darte empleo en 48 horas (o gratis).
- Objetividad. ¿Cómo se vende la consultora? ¿Hace publicidad honesta o engañosa? Frases como “Somos los mejores del mercado”, “Tenemos el record de menor tiempo de recolococación”, “Tenemos a los clientes más satisfechos de la región” son algunas frases que llaman la atención… Y que debemos de comprobar. ¿Qué nos cuentan sobre su modelo de trabajo, sobre las fases de su proceso, sobre los entregables de cada uno de ellos, sobre los pros y contras de trabajar con ellos? Es más o menos lo que nos preguntan a nosotros cuando postulamos a un empleo… ¿No deberíamos nosotros preguntarles entonces lo mismo a ellos, que están postulando a que nosotros los empleemos?
- Personalización. Cada ser humano es distinto. Y si quieres que un programa funcione de verdad, necesitas uno que responda a tus necesidades particulares, que te ayude a desarrollar tu perfil, no el de otro, así sea el más cotizado en el mercado. Si el programa es rígido, es poco probable que te sea útil, a menos que quieras ser uno más de los “ejecutivos fabricados en serie”. Si es así, mejor ya no sigas leyendo y entrégate al mejor postor.
- Profesionalismo. Y aquí no hablamos de la oficina más grande y más bonita, o del consultor mejor vestido. Eso no tiene nada que ver con el profesionalismo, eso más bien tiene que ver con la fachada. ¿Quieres un cambio de fachada o una reestructuración interior que agregue valor real a tu perfil? El profesionalismo se presenta cuando el consultor cumple con sus ofrecimientos, cuando desarrolla la relación desde la honestidad, cuando es claro y directo. Cuando te trata como a un ser humano y no como a un producto. Esa es mi particular mirada al profesionalismo, que tiene más de ética que de estética.
- Precio. Y finalmente el criterio que muchos ponen en número uno, pero no debería de serlo. ¿Cuánto vale tu próximo paso? Si has utilizado los cuatro criterios previos y tienes opciones reñidas como finalistas, que el precio decida. Aunque quizás te sorprendas al darte cuenta que las alternativas más económicas son las que mejor han sorteado los pasos previos.
Finalmente, te recomiendo que no optes de primera instancia por quien tenga los letreros más luminosos. Recuerda que en este nuevo mercado encontramos alternativas muy diversas, que la virtualidad nos permite asesorarnos con profesionales de todo el mundo, y la construcción de un perfil profesional requiere de dedicación exclusiva, para no llegar a ser uno de miles.
Ahora, decide sabiamente.
Disconforme desde 1976. Actualmente dedicado a ser esposo, papá, consultor en temas de desarrollo, y facilitador (en ese orden). Básicamente, otro ser humano interesado en compartir conocimiento, experiencia y despejar humo, mientras escucha buena música.
El resto está en los links de abajo, pero sólo es realidad aumentada.